El origen de una Smart City consta de dos directrices. La primera comprende las ciudades preexistentes dispuestas a realizar un cambio hacia lo sostenible, y la segunda se fundamenta en construir la ciudad inteligente desde cero.

Mientras en esta última el mayor factor limitador es el entorno natural y sus recursos, en el primer caso, además del entorno natural, muchas de las infraestructuras predecesoras traerán consigo varios obstáculos a salvar.

En cualquiera de los casos, ante una nueva expansión urbana o la regeneración de un barrio existente, las intervenciones se ejercen de modo escalonado.

Por esta razón, surgen los barrios inteligentes, también conocidos como Smart Neighborhood, los cuales destacan por su sostenibilidad dentro de la escala intermedia de la ciudad.

Este nivel dentro de la ciudad deberá estar adecuadamente integrado en la misma, es decir, deberá seguir el correcto desarrollo urbano (Smart Growth), así como estar adecuadamente conectado al resto de barrios (Smart Mobility).